Esta fue la primer boda que me tocó organizar, ese sería el primer punto por el que para mi es muy importante, pero ademas fue la boda de una gran amiga, una mujer a la que admiro y quiero, con una bella familia, que me ha abierto las puertas de su casa, así que los motivos para que recuerde con cariño y emoción ese día son varios. La locación seleccionada fue una marina a la orilla de la Laguna Nichupté, con una vista inigualable.
El atardecer fue testigo de los momentos en que los novios decían si acepto, para sellar su compromiso.
El ramo en cascada de la novia, con hermosas orquídeas blancas, daban un elegante toque a su vestido.
Fue una boda íntima, con pocos invitados, pero estaban ahí los que debían, la familia y los amigos cercanos, un coctél al término de la ceremonia, para inmediatamente después dar paso a la cena y finalmente a la fiesta.
Para la cena se montó una mesa imperial que repitió los mismos colores que se usaron para la ceremonia civil, bajo mantel plata y cubremantel blanco, un árbol con orquídeas dendrobium y cristales, en una base con espejos que reflejaba los últimos rayos del sol de esa tarde y las velas que flotaban en cilindros de cristal a lo largo de la mesa, haciendo juego con los acentos florales que de forma alternadas con las velas se colocaron.
Cada lugar fue asignado con el nombre del comensal, así como con una tarjeta de agradecimiento y un obsequio por parte de los novios, ademas de las tradicionales almendras.
El pastel de bodas seleccionado fue red velvet, con decoración en blanco y plata, a los invitados se les regalo una caja que contenía una pequeña réplica del pastel.
Sonrisas que llevo en mi corazón siempre.
Nuestros mejores deseos por siempre, partyboutiquecancun@gmail.com
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